Hace dos años, en 2017, tuvimos el honor de acoger en Luz de Gas la presentación en el festival del primer disco de este dúo que forman el guitarrista flamenco Chicuelo y el pianista de jazz Marco Mezquida, Conexión. Un dúo que, de hecho, es un trío, con la participación esencial del percusionista Paco de Mode. Decíamos entonces (perdonad que nos autocitemos) que el encuentro entre ambos músicos «ha dado como resultado una obra maestra, un disco que desafiará el paso del tiempo». «No es -continuábamos- un trabajo de compromiso: ahora hacemos un poco de flamenco, ahora un poco de jazz; ahora versionamos una pieza conocida de un género, ahora tocaremos una partitura con otra etiqueta. No. Chicuelo y Mezquida se han lanzado a esta aventura sin ningún tipo de límites, buscando terreno común para dar paso a una poética propia, única, que sólo les pertenece a ellos.» Y sí, diríamos que teníamos razón: No hay dos sin tres, el segundo disco de este dúo que es un trío, multiplica todo lo que dijimos entonces. Música original, «composiciones propias -escribe el mismo Mezquida en las notas del disco- llenas de intensidad, pasión y conexión para haceros vibrar y disfrutar». Música, añadimos nosotros, perturbadoramente bella.
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