HANCOCK, ESPÍRITU LIBRE EN EL PALAU

Herbie Hancock puso en situación al público con una primera pieza tranquila, jugando morosamente con las armonías, buscando un estado propicio para la meditación, para desconectar al público del mundo exterior. Tras conseguir su objetivo ante una audiencia respetuosísima, el pianista prosiguió el recital con una apoteosis musical en la que no faltaron sus clásicos como Cantaloupe island, Watermelon man y Maiden voyage. El cuarteto, además, mostró todo su poderío en una noche histórica, con Vinnie Colaiuta en la batería, Nathan East al bajo y Lionel Loueke, que protagonizó un solo estratosférico, a la guitarra. Tras el concierto, un feliz y comunicativo Hancock escribió en el libro de honor del festival estas palabras: "El festival de Barcelona me ha proporcionado una gran felicidad. He podido sentir el espíritu del Palau estimulándome, dándome apoyo. Ha sido una experiencia maravillosa que os agradezco. El público me ha inspirado de verdad".