Narra la brillante trayectoria de dos artistas, músicas excelsas, pero es, también un relato de estimación y de respeto, el retrato de una fructífera amistad a lo largo de un siglo de vida lleno de encuentros y de proyectos compartidos. De entrada, nos dice el comisario, “lo más probable era que Alicia y Victoria no se hubieran llegado a conocer nunca. Nacieron las dos en Barcelona, el año 1923, en barrios diferentes, en el sino de familias de procedencia diferente... pero la música las unió. Su amistad se forja a principios de los años 40, en plena posguerra, y durará toda la vida”.
“Con estas flores van mi más gran cariño y aquella eterna admiración por tu arte y tu fuerza de voluntad”, escribe por su parte Victoria a Alicia el año 1989, en una nota que le envía junto con un ramo en un hotel de Nueva York. Su admiración es hoy la nuestra hacia dos mujeres excepcionales que siguen inspirando generaciones de músicos todavía hoy.
La exposición, repleta de objetos personales de las artistas, de materiales nunca expuestos anteriormente y de sorpresas inéditas, propone un recorrido de vida con muchos puntos y espacios en común, desde la infancia en Barcelona y el primer encuentro hasta la actualidad.
Así, se relata el origen común, la Barcelona de 1923; se visitan espacios de trabajo, como el camerino, la sala de ensayo o el estudio de grabación; se viaja con ellas, y con ellas se comparte los momentos dulces y los más oscuros, los triunfos, la vida personal, el legado.
Ámbito 1. Barcelona
Cuando Victoria de los Ángeles gana un concurso de Radio Barcelona, obtiene tres premios: 1.000 pesetas, la posibilidad de actuar en el papel protagonista en dos funciones de La bohème de Puccini en el Teatro Victoria, y hacer una grabación con sonido profesional. La pianista será Alicia de Larrocha: una conocida común las pone en contacto. La grabación no se conserva, pero la amistad que nace entonces durará toda la vida.
Ámbito 2. El camerino
El camerino es el espacio donde conviven la persona y el artista: donde Alicia y Victoria dejan la ropa de calle para vestirse de concierto, o ponerse el disfraz del personaje que toca interpretar; donde pasan los últimos momentos de nervios; donde echan un último vistazo a la partitura. Pero también es donde reciben los regalos, las tarjetas e, incluso, las visitas de los admiradores que las quieren conocer. Victoria de los Ángeles, además, hacía media y escribía allí las cartas y sus diarios personales.
Ámbito 3. Ginebra, 1947
Las dos amigas se reencuentran en Suiza, para participar en el concurso musical más importante del mundo en aquel momento. Estamos en 1947, tienen 24 años y acaban de salir de una guerra y una posguerra que han marcado la vida de su ciudad y su país. A duras penas habían salido de España hasta entonces, y de repente se encuentran en un país extraño, donde todo el mundo las mira con aires de superioridad.
Ámbito 4. Espacio de ensayo
La dedicación a la música exige muchas horas de ensayo en soledad, estudiando partituras, probando digitaciones, buscando la sonoridad deseada, la respiración óptima... Alicia de Larrocha tapaba con mantas su instrumento para no molestar, decía, a los vecinos. Le gustaba estar rodeada de retratos de sus maestros y colegas de profesión admirados. Cuándo tenía una obra bien estudiada, se grababa para poder escucharse con espíritu crítico y perfeccionarla todavía más. A ratos, se relajaba cuidando las plantas de la terraza.
Ámbito 5. Vida personal
Después de Ginebra, las carreras de Alicia de Larrocha y de Victoria de los Ángeles toman ritmos muy diferentes. Así, mientras la pianista sigue formándose y dando conciertos principalmente en España y en el resto de Europa, a la soprano le llueven literalmente ofertas de la mayoría de los grandes escenarios del planeta. En la vertiente personal, la vida de las dos también avanza a ritmos dispares.
El impacto de la maternidad sobre las carreras respectivas es muy diferente, aunque la añoranza de los hijos es un denominador común en las dos.
ÁMBITO 6. Los viajes
Entre concierto y concierto, viaje. Trenes, aviones, carreteras e, incluso, algunos barcos. Las listas en que los representantes detallaban el itinerario de las giras son elocuentes: había muchas horas de desplazamientos. Unos ratos en que las artistas no ensayan ni actúan, pero durante los cuales tampoco pueden descansar del todo. Los transportes son, también un espacio de añoranza: horas muertas lejos de casa, en la que se echa de menos más que nunca la familia de Barcelona. En los viajes largos en avión, Alicia de Larrocha aprovechaba para repasar partituras y memorizarlas. Victoria de los Ángeles, que pasó días enteros en trenes, escribía diarios y cartas, hacía media, estudiaba, leía poesía o simplemente trataba de descansar.
Ámbito 7. Luces
Hubo que esperar a la década de 1970 para escucharlas actuar juntas en público. La primera vez fue en el Hunter College de Nova York, en noviembre de 1971. Lo volverían a hacer pocas veces más, si bien muy celebradas: en 1976 en el Palau de la Música Catalana, en 1979 en Ann Arbor, Nueva York y Washington, en 1985 en la basílica de Santa Maria del Mar de Barcelona, en 1986 nuevamente en Nueva York, y por última vez en el Auditorio Nacional de Madrid en 1993.
Ámbito 8. Estudio de grabación
La relación de las intérpretes con las grabaciones es compleja. No les gusta hacerlas, pero entienden que es una parte de su trabajo. Ven los discos como la fotografía de un momento con el cual no se identificarán en cuanto pase un poco de tiempo.
Pero el estudio, además, es el espacio donde se tienen que dirigir al público sin verlo, donde reinan la soledad y el silencio. ¿Quizás es el lugar donde la artista se encuentra más sola?
Ámbito 9. Sombras
En 1998, Alicia de Larrocha impulsa un recital para recaudar fondos para Victoria de los Ángeles, que pasa un momento económico delicado y ha perdido a su primogénito. El acto tiene lugar en diciembre, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, y participan Joaquín Achúcarro, Lucero Tena, Teresa Berganza y la misma Alicia, y Xavier Montsalvatge escribe su Homenaje a Victoria de los Ángeles, una glosa de El canto de los pájaros para piano a cuatro manos. Victoria de los Ángeles no asiste: está sumida en la depresión.
A pesar de todo, la amistad que empezó en un estudio de radio en los años cuarenta del siglo xx perdura con la llegada del nuevo milenio. En septiembre del 2000 gravan juntas algunas canciones de Toldrà, con el objetivo de grabar toda la integral. Las dos saben que es poco probable que acaben este proyecto, pero simulan que sí. Simplemente quieren hacer música juntas una vez más. Se dice que la última canción que grabaron fue, precisamente, la que se denomina «Canción de despedida». Esta será la última grabación de Victoria de los Ángeles.
El año 2005, la soprano nos deja. La pianista le sobrevivirá hasta el 2009.
Ámbito 10. El legado
Los nombres de Alicia de Larrocha y Victoria de los Ángeles todavía están bien presentes entre las personas que amanel piano y que estiman el canto, y especialmente entre las generaciones actuales de músicos, que encuentran en estas mujeres una fuente de inspiración.
Su actitud humilde, su amistad y su talento sin fronteras las han convertido en las preferidas del público durante décadas. Hoy, su legado perdura y se mantiene vivo gracias, en buena parte, a la tarea del Archivo Alicia de Larrocha. La Academia Marshall, fundada por Enric Granados y que Alicia de Larrocha dirigió, sigue formando músicos y de allí han salido algunos intérpretes de primer nivel.
El Festival de Lied Victoria de los Ángeles (LIFE Victoria Barcelona) reúne cada año en Barcelona los mejores intérpretes de lied y, además, actúa como plataforma para dar a conocer el talento local. Por otra parte, organiza clases magistrales y colabora con la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) y beca a algunos de sus estudiantes para que puedan completar la formación en condiciones óptimas.
Esta es, en definitiva, la historia de la soprano Victoria de los Ángeles y de la pianista Alicia de Larrocha, reconocidas por todo el mundo entre las mejores intérpretes del siglo xx; pero también es la historia de dos amigas, Alicia y Victoria, que defendieron su valía en unos tiempos adversos.
La muestra, que quiere ser, también, un homenaje, se podrá ver en la sala 3 hasta el 7 de enero de 2024. La entrada es libre y gratuita.